Atildado con una pajarita que prestaba elegancia a su singular traje negro con hebillas en los bolsillos, parapetado tras unas gafas de sol que no se quitó durante la ceremonia y haciendo gala de su acostumbrada despreocupación, como si la cosa no fuera con él, Bob Dylan recibó ayer en la Casa Blanca la Medalla de la Libertad de Estados Unidos por su defensa de los derechos civiles y libertades públicas. Era la segunda ocasión en que el juglar entraba en la casa presidencial para recibir un galardón, como el que recibiera en 2010 junto con Joan Baez en tributo a la música por los movimientos de los derechos civiles. Ayer, el músico recibió la máxima condecoración civil que se otorga en los Estados Unidos junto con otros doce galardonados procedecentes del mundo del arte, la literatura, el compromiso social y la política.
El presidente estadounidense, Barack Obama, hizo una elegía de la importancia que la música y la poesía de Dylan han ejercido sobre la defensa de los derechos civiles en todo el mundo, y bromeó sobre el hecho de que su tierra natal, Minesota, la misma que la del juglar, "era demasiado fría para iniciar la revolución", ocurrencia que arrancó la sonrisa en el público menos en Dylan, quien además, durante el momento de imposición de la medalla se mantuvo impávido, balanceándose de un lado a otro mientras Obama sonreía discretamente; el músico agradeció el gesto con una palmada en el hombro del presidente como única respuesta. Dylan recibe una vez más los galardones de una etapa musical, la correspondiente a los primeros años de la década de los sesenta del pasado siglo, donde la intensidad de su creatividad artística compuso las míticas canciones comprometidas por las que siempre será recordado.
Que mayorísimo le veo...... caray!!
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