Muere Jim Marshall, pero su arte perdurará en un retazo de la historia del rock traducido en imágenes
Conocido por sus trabajos a mediados de los años sesenta del pasado siglo, Jim Marshall ocupa desde entonces un lugar destacado en el Olimpo del rock. Suyas fueron instantáneas inolvidables de una pléyade de músicos y conciertos, a los que Marshall supo captar imagen y alma, y esto último es lo que le valió no sòlo la confianza de quienes se interpusieron en su objetivo (Janis Joplin, The Who, Jimy Hendrix, The Beatles, The Rolling Stone, Jim Morrison, Johnny Cash y Bob Dylan, entre otros), todos ellos y nosotros estamos en deuda con un artista cuyas fotografías constituyen un documento histórico sin el cual no se comprendería ese universo creativo, sensual, diabólico e inconformista del rock. Autor de más de quinientas portadas de álbumes, Marshall sostuvo siempre que “esta carrera nunca ha sido un trabajo, ha sido mi vida”, un pulso que se paró el pasado mes de marzo mientras dormía en un hotel de Nueva York, ciudad donde esperaba presentar su último trabajo, Match Point, elaborado junto con el también fotógrafo Timothy White. Atrás quedan instantes como el de Jimi Hendrix quemando su guitarra durante el concierto en Monterey; su entrada insólita al camerino de The Beatles, cuando el cuarteto ya había ofrecido su último concierto en Candlestick Park en 1966, y las imágenes de la peregrinación (música y paz) a Woodstock o la de Johnny Cash en actitud irreverente durante su actuación en la cárcel de San Quintín en 1969. También le puso la imagen al jazz inmortalizando maestros de la música negra y cultivó como ninguno el blanco y negro que tantas satisfacciones artísticas le dio. Marshall nació en Chicago en 1936 y vivía en San Francisco.
Jim Marshall y Bob Dylan.- La relación entre fotógrafo y músico data de 1963 cuando Marshall asiste al concierto de Dylan en el Town Hall de Nueva York. “Pensé que Bob Dylan era uno de los cantantes compositores más grandes que había oído nunca”, declaró entonces. A partir de este encuentro, Marshall retrató en varias ocasiones a Dylan, creándose entre ambos un clima de cordialidad. “Al principio, Dylan era distante y frío –asegura Marshall-, no obstante confiaba en mí porque la confianza era mi fuerte, él sabía que yo nunca haría nada que no le gustara”. Sin embargo, la fama comenzó a distanciar las relaciones entre ambos. “Porque a medida que la fama crecía, también lo hacia su paranoia”, sostiene el fotógrafo, a quien se le fue haciendo más difícil acercarse al músico. Recuerda Marshall con nostalgia la fotografía de Bob Dylan dando patadas a un neumático que encuentra en la calle y que pasó a ser una de las imágenes más icónicas que tomó al músico. A propósito de ésta, Marshall señala: "Aquel día tenía que hacer algunas instantáneas para el Saturday Evenin Post y cuando Dylan, Suze Rotolo y Dave van Rock se disponían a entrar en una cafetería de Manhattan para desayunar, Dylan empezó a rodar el neumático, fueron unas fotografías que me gustan mucho porque captan la inocencia que Dylan tenía en aquellos tiempos", Tiempos que cambiaron, porque, poco a poco, Marshall fue perdiendo el interés por uno de sus modelos favoritos, ya que la gente del entorno del músico procuraba que el fotógrafo dispusiera de las menos posibilidades de acercarse a Dylan. “La última vez que lo fotografié fue en 1980 y no creo que vuelva a hacerlo jamás”. Atrás quedaban días y noches de trabajo conjunto, imágenes inolvidables de las actuaciones en clubes nocturnos y en conciertos, sólo en el festival de Newport de 1963 Marshall tomó cerca de doscientas fotos de Dylan sobre el escenario y entre bastidores.
Algunas fotos de Bob Dylan durante 1963 y 1965 por Jim Marshall.
Pie de foto: Jim Marshall. Abajo, Bob Dylan en Manhattan, en una de las fotografías más icónicas de 1963..
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