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Cartel anunciador del Record Store
Day en Discos Fuentes Guerra. |
Como en los viejos tiempos. La búsqueda del vinilo sigue siendo un motivo para el reencuentro con las míticas tiendas de discos, auténticas galerías de arte en sus más variadas manifestaciones, que han sabido captar en los últimos años el creciente interés del melómano por recuperar el clásico formato de la grabación musical. Con una cuidada edición de sus carpetas y prensados en 180 gramos para reforzar la calidad del producto, los vinilos son, para los de siempre, piezas de colección que crean escuela sin nostalgía, y objetos de curiosidad para quienes no han conocido más formato que el cedé.
Fuentes Guerra, la clásica
tienda de discos de Córdoba, hoy además centro de promoción de músicos que intepretan sus trabajos en el local y un universo para los amantes de la lectura y cine, abrió sus puertas con estas ilusiones para vivir la jornada del
Record Store Day celebrada en abril. De sus estanterías me agencié este doble vinilo editado por el sello británico
Not Now Music Record que presenta al primer album del juglar,
Bob Dylan (1962), en sus grabaciones con audios mono y estéreo y con el que contribuye a engrosar la lista de discos importados que desde mediados de la década de 2000 están llegando a España de diferentes sellos discográficos europeos y estadounidenses con recopilaciones y conciertos del juglar de Minesota. La edición del álbum es puro arte, con fotografías de Don Hunstein que nos muestran a un joven Dylan durante las sesiones de grabación del que iba a ser su primer disco, además de una gran instantánea a color realizada por Tony Frank durante la gira de primavera en Londres en 1965. La foto de portada nos descubre a Dylan en su días del Greenwich Village, a caballo entre este disco y el tercero,
The times they are a-changing. Unas notas del escritor Michael Heatley contribuyen a documentar el momento de la grabación del álbum (en noviembre de 1961) y esboza a vuela pluma la trayectoria inicial y comprometida de Dylan en aquella época. Un sonido excelente envuelve a los dos vinilos, recomendable a quien guste escuchar la música grabada en audio mono.
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Público asistente busca entre vinilos en la tienda de Discos Fuentes Guerra
durante el Record Store Day. (Foto: Luis Alguacil) |
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Dos de los dj que pincharon su repertorio en Fuentes Guerra. (Foto: L.A) |
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Los hermanos David (en primer término)
y Alvaro Fuentes Guerra (detrás),
atendiendo al público asistente. |
Encuentros vinílicos.- Alvaro y sus hermanos David y Caty Fuentes Guerra, junto con familiares y amigos que colaboraron desde el primer momento, se volcaron durante semanas en la organización del
Record Store Day, un evento que ha fortalecido el encuentro entre comercio y público y que ha dejado huella en la importancia de adquirir la música a través de sus canales de distribución oficiales. Nostálgicos de una canción o artista, buscadores de esos discos que perdieron durante una mudanza, que prestaron y jamás volvieron a sus discotecas particulares, rastreadores de ediciones nacionales, esa reposición del vinilo rayado o mordido, para todos hubo una posibilidad y a la vista de los resultados nadie quedó indiferente. Fuentes Guerra había preparado un variado tentempié y un barril de cerveza para animar el mediodía, y pronto la camaradería surgió entre los parroquianos acostumbrados a encuentros en directo en la tienda con la música y las letras. Para la ocasión, se había montado un mercadillo de vinilos, formado por discos que el público había ido entregando semanas antes y que Fuentes Guerra valoró y adecentó para su adquisición. Una dedicación, minuciosa y paciente de los organizadores, que evaluaron con buen criterio. El público dispuso en sus manos de la historia de varias generaciones musicales, mientras varios
djs: David dj, Jesús Zamora, M. Fresno y Dj Gonzo pincharon en el plato lo mejor de su repertorio.
De esta guisa me hice con
Cambio de Guardia, el sencillo de Bob Dylan extraído del álbum
Street Legal, en su edición española de 1978, un ejemplar imprescindible y cuya ausencia resultaba imperdonable en mi dylanteca. El sencillo comparte la cara B con
Nuevo Pony, una bella canción del mismo álbum. Para rematar la faena encontré la ganga materializada en el álbum
Thick as a Brick (1972)
, la ópera prima de la banda británica Jethro Tull con una de las portadas más originales del rock, un disco con surcos en buen estado pese al tiempo en que fue publicado. Fue un día de esos que uno echa de menos por auténtico.
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