Dylan en el Gaslight Café, con Dave Van Rock a dúo en 'Car Car', de Woody Guthrie. (Inédita)


Arranca el mes de septiembre de 1961, una noche fresca de finales de verano en el Nueva York de la búsqueda de oportunidades, una más para el joven Dylan que hace su entrada en el Gaslight Café, situado en el sótano del 116 de MacDougal Street, en el corazón del Greenwich Village, donde a diario se dan cita cantautores buscando un hueco en el hootenanny para hacerse oir y luego pasar la canasta; lugar de encuentro de poetas, a cuya mesas esquinadas se asoman Jack Kerouac,  Allen Ginsberg y Gregory Corso, pilares del movimiento beat, underground, inconformistas e indomables, es la primera vez que Bob Dylan actúa en el Luz de Gas, lleva seis canciones en la mente para un público que ya ha oído hablar de él, que sabe que aquel chico barbilampiño tiene algo distinto que contar, de estilo tan inconfundible como esperanzador para una troupe de músicos que ya han puesto su mirada en el protegido de Woody Guthrie. Esa noche en el Gaslight la música de Dylan suena sosegada, como el ambiente que reina en el local, su toque de guitarra es pausado y menos tosco que en otros escenarios, la mesura de su fraseo evidencia su dominio del cancionero popular y poco a poco va metiéndose al público en el bolsillo. Comienza su actuación con Man on the street, compuesta un mes antes bajo la inspiración de la melodía de Strange death of John doe, de Millard Lampell, en un tono pausado para dar entrada a He was a friend of mine y Talking Bear Mountain Picnic Massacre Blues, ésta última levanta la hilaridad en un público que acepta gratamente la ironía de la canción. Song to Woody es la canción esperada, corría el rumor de que Dylan había compuesto una canción a Woody Guthrie, y allí estaba él aquella noche para interpretarla, la letra es un tributo al viejo maestro convaleciente, pero la melodía es clavada a 1913 Massacre, sin sustanciales arreglos, éxito de Guthrie, a quien parece no importarle la usurpación que el juglar ha hecho de sus acordes. Pero así es el folk y el cancionero popular, como el tema Pretty Polly, que entra a continuación, una sonata tradicional, cuya melodía Dylan haría acopio para escribir Ballad of Hollis Brown. La actuación de Dylan llega a su final con un nuevo recordatorio a su maestro y a dúo con Dave Van Rock intepretan Car Car, una canción con una divertida onomatopeya del motor de un coche y un espléndido solo de armónica. Al escuchar estas seis canciones uno intenta imaginar aquella noche, en el principio de todo, de toda aquella gente de la contracultura, con su creatividad e ilusiones, a un Dylan con ganas de comerse el mundo, y el mundo esperando una voz...


Car Car (Riding in my car)

Brrrm brm brm brm brm brm brm, brrrm b' brrrm,
Brrrm brm brm brm brm brm brrrm b' brrrm,
Brrrm brm brm brm brm brm brrrm b' brrrm.
Brrrm brm brm brm brm brm brrrm.

Take me riding in the car, car;
Take me riding in the car, car;
take you riding in the car, car;
I'll take you riding in my car.

Click clack, open up the door, girls;
Click clack, open up the door, boys;
Front door, back door, clickety clack,
Take you riding in my car.

Climb, climb, rattle on the front seat;
Spree I spraddle on the backseat;
Turn my key, step on my starter,
Take you riding in my car.

Engine it goes boom, boom;
Engine it goes boom, boom;
Front seat, backseat, boys and girls,
Take you riding in my car.

Trees and the houses walk along;
Trees and the houses walk along;
Truck and a car and a garbage can,
Take you riding in my car.

Ships and the little boars chug along;
Ships and the little boats chug along;
Boom buhbuh boom boom boom buh boom,
Take you riding in my car.

I'm a gonna send you home again;
I'm a gonna send you home again;
Boom, boom, buhbuh boom, rolling home,
Take you riding in my car.

I'm a gonna let You blow the horn;
I'm a gonna let you blow the horn;
A oorah, a oorah, a oogah, oogah,
I'll take you riding in my car.




Pincha el vinilo para escuchar
Car Car en la versión del Gaslight Café (6-9-1961)
a dúo con Dave Van Rock.

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Obviously five believers, Madrid, 19-julio-1995


Grabada el 9 de mayo de 1966 para el álbum Blonde on Blonde, Obviously five believers no lleva implícito el código genético que define el estilo de este legendario disco marcado a fuego por un sonido mercurial, anfetamínico, como si el diamante fuera facetando los surcos del vinilo para deleitarnos con un brillo natural de sonido mágico, misterioso y sugerente de miles de historias que aún están por narrar, y sin embargo la canción se cuela con un calzador en el elepé a caballo entre el blues y esa cantinela de Chuck Berry llamada I want to be your driver, de la que Dylan toma prestada parte de la melodía, a la vez que la hace propia con ese inconfundible riff de guitarra entre estrofas. Quizá fuera el empuje de las otras canciones del álbum, que brillan con luz propia, las que hayan abocado a este tema al ostracismo. Muy pocas personas serian capaces de asociar este título al juglar, y creo que escasos serían los que pudieran taradearla sin escuchar antes su melodía. Hagan la prueba. Pudiera ser que el propio Dylan haya contribuido a que la partitura de Obviously duerma en una maleta a la espera de ser desempolvada y alcance su momento de gloria sobre un escenario. Y algo así hubo de ocurrir a lo largo de 1995 durante el segundo tour europeo en las ciudades de Hamburgo, Zaragoza y Madrid. En la Sala Riviera de la capital española, Dylan interpretó la versión de Obviously que más me agrada luego de haber escuchado las que sonaron en las arenas de Biloxi, Phoenix, Monterey y San Francisco. Es una versión fresca, muy espontánea, como gusta a Dylan expresar su arte, sólidamente acompañado por la guitarra de Bucky Baxter y el incombustible Tony Garnier al bajo. Después de 1995 no he vuelto a escuchar una versión en directo de esta canción, -a excepción de la que realizó, aceptablemente, el grupo español The Highlights (banda que ciñe gran parte de sus actuaciones como tributo a Dylan) interpretara en el Salon Universal Cedeira, en A Coruña, el 1 de noviembre de 2008-. Veintinueve años después de su composición, Obviously five believers por fin brilló en el escenario para volver de nuevo a ese lugar llamado olvido al que pican billete ingratamente algunas canciones.

Cinco creyentes a todas luces

Por la mañana temprano
te estoy llamando
para que vuelvas a casa
quizá me apañaría sin tí
si no me sintiera tan solo.
No me abandones,
yo no lo haré
sabes que yo puedo si tú puedes, nena
pero por favor, no lo hagas.
Mi perro negro está ladrando,
ladra el perro negro,
justo ahora,
fuera del patio,
podría decirte lo que quiere
si no debiera esforzarme tanto.
Tu madre está trabajando
mira cómo llora,
mejor que vayas ahora,
te diría lo que quiere,
pero es que no sé cómo.
Quince malabaristas,
cinco creyentes,
todos vestidos de hombre,
dile a tu mamá que no se apure,
son todos amigos míos.
Por la mañana temprano
te estoy llamando,
para que vuelvas a casa,
quizá me apañaría sin tí
si no te sintiera tan solo.


Pincha el vinilo para escuchar
 Obviously five believers, interpretado por Dylan
 en sala La Riviera, en Madrid, el 19 de julio de 1995.

Pie de foto: Dylan durante una sesión fotográfica para el Blonde on Blonde. (Autor: Jerry Shatrzberg).

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Dylan en la NBC (NY) 20-10-1979, preludio del primer Gospel Tour. When you gonna wake up?

A la memoria de Liz Taylor.

 
When you gonna wake up, 20 de octubre de 1979.

Slow Train Coming salió al mercado en agosto de 1979, siendo el primer elepé de la trilogía cristiana que Dylan cimentó con Saved (1980) y Shot of Love (1981), un lote con desigual aceptación en el público pero con incontestable y endiablado derroche creativo, aunque unos vieron en este giro copérnico de las creencias religiosas al hombre Dylan temerizo de Dios, lo cual repercutió irremediablemente en las letras de las canciones, desbordadas de versículos y recomendaciones bienaventuradas en búsqueda de la salvación, para otros fue el resurgir de un gran intérprete en su afianzamiento musical como conpositor. Slow Train Coming es muestra evidente de este buen hacer artìstico de un Dylan que necesitaba dar un cambio a su carrera discográfica, lo que el público no esperaba es que este nuevo rumbo fuese acompañado además de un inesperado ambiente litúrgico. Como preludio del primer tour gospel (que comenzó el 1 de noviembre en San Francisco y concluyó sobre el escenario de Tucson -Arizona- el 9 de diciembre), Dylan actúa la noche del 20 de octubre en el programa Saturday Night Live, de la cadena NBC-TV de Nueva York, presentando tres temas de Slow..., que constituyen el estreno de éstas ante el público, a la sazón Gotta Serve Somebody, I believe in you y When you gonna wake up, intepretadas por este orden en una secuencia que, curiosamente, se repetíría en la apertura de algunos conciertos de esta gira. Las tres canciones suenan mucho a vinilo, los arreglos brillan por su ausencia, pero la espontaneidad del directo imprime riqueza estilística. A lo largo de las semanas siguientes se podrán escuchar versiones interesantes de Gotta serve somebody, canción que ganará en ricos matices a medida  que nos adentremos en la gira , no puedo decir lo mismo de I believe you, me gusta la versión de la NBC, e incluso When you gonna wake up tiene esa noche de octubre un encanto especial, pese a que dylanólogos como Paul Williams tachen esta última interpretación de anecdótica. Acompañan a Dylan en esta actuación en directo la banda formada por el juglar para su primera gira gospel, compuesta por Fred Tackett (guitarra), Spooner Oldham y Terry Young  (keyboards), Tim Drummond (bajo), Jim Keltner (batería) y Regina Havis, Helena Springs , y Mona Lisa Young (coros). De estos, sólo Tim Drummond, Regina Havis y Helena Springs participaron además en las sesiones de grabación de Slow Train Coming.


¿Cuándo vas a despertar?

Dios no hace promesas que no cumpla
tienes grandes sueños, nena, mas para soñar has de seguir dormida
¿cuándo vas a despertar y reforzar las que cosas que perduran?
Filosofías falsas contaminan tu pensamiento,
Karl Marx te agarra por la garganta, Henry Kissinger te tiene maniatada.
Tienes inocentes en la cárcel, tus manicomios están repletos,
tienes médicos corruptos recetando medicinas que nunca curarán tus males.
Tiene hombres que están en paz y mujeres deslenguadas,
los ricos seducen a los pobres y los viejos son seducidos por lo jóvenes.
Adúlteros en la iglesia y pornografía en las escuelas,
tienes bandidos en el poder y malhechores legislando.
Consejeros espirituales y gurús guían tus movimientos,
súbita paz interior y cada paso que das debe ser aprobado.
¿Alguna vez te preguntas lo que Dios exige?
Lo ves como un recadero que atiende tus erráticos deseos.
No puedes llevarlo contigo y sabes que su precio es irrisorio,
te dicen: "El tiempo es oro", como si tu vida valiera su peso en oro.
Hay un hombre en una cruz que ha sido crucificado,
¿acaso sabes por qué o por quién murió?
¿Cuándo vas a despertar y reforzar las cosas que perduran?



Pincha en el vinilo para escuchar la versión de
 I believe in you el 20 de octubre de 1979
 en la NBC-TV de Nueva York.





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Mixed up confusion (A) y Corrina, Corrina (B). Primer disco sencillo, diciembre 1962


Resulta paradójico que el primer disco sencillo de Bob Dylan sonase en clave de rock. Nada sorprendente, sin embargo, si tenemos en cuenta sus primeros balbuceos musicales a lo Little Richard, al que el juglar parodiaba en su Minesota natal. Pero aquella irrupción en el mercado discográfico con dos temas con banda, alejado de los arpegios de la canción protesta en la que se movía desde su llegada a Nueva York, despuntando en la escena folk del Greenwich Village y con un nuevo y amplio repertorio de temas para configurar el comprometido The Freewhelin', esta apuesta parecía estar abocada al fracaso, como así sucedió, y el siete pulgadas apenas tuvo eco en el Village, siendo retirado por sus escasas ventas. Hoy día sigue siendo uno de los sencillos más buscados por los coleccionistas, ya que a las escasas unidades existentes se une la peculiaridad de ser la primera grabación rock de Dylan, con un ritmo shuffle en el que se deja ver una clara influencia de Elvis Presley. De hecho, la sesión de grabación del 1 de noviembre de 1962 estuvo acompañada de otro tema del rey del rock, That's all right mama, y la siempre interesante Rocks and Gravel, ninguna de las dos se editó en el elepé oficial, a igual que muchas otras de esta época que pasaron a formar parte de la retahíla de discos piratas que circularían en el mercado negro en el último tercio de la década de los sesenta. La toma de Mixed de este sencillo fue publicada en la recopilación Biograph (1985), siendo la cara B la versión del tradicional Corrina, Corrina grabada en la sesión del 26 de octubre, distinta a la que se incorporó definitivamente en el Freewhelin'.  Bob Dylan reconocería en las notas de Biograph una influencia de Lonnie Johnson para la versión de Corrina, Corrina, una canción grabada originalmente en 1928 por Bo Carter, cantante y guitarrista del grupo Misisipi Sheiks. Para ambos temas, el productor John Hammond escogió a los músicos de estudio Dick Wellstood (piano), Bruce langhorne y Georges Barnes (guitarras), Gene Ramey (bajo) y Herb Lovelle (batería). Si bien, Mixed up confusion no cuajó entonces en el público, Bob Dylan ya apuntaba maneras de lo que se avecinaría a partir de 1965, una vez volcado en el folk rock en álbumes como Bringing it all back home y Highway 61 revisited. Me agradan los dos temas de este siete pulgadas, la frescura de Mixed y la sencillez inmediata de Corrina. Ambas canciones son desconocidas para un público que esperaba los himnos del Freewhelin' como agua de mayo, quizá el tiempo no haya sido justo con estos dos temas.

Estoy hecho un lío

Estoy hecho un gran lío
eso me está matando, amigo
hay demasiada gente
y nadie está satisfecho
Tengo el sombrero en la mano
nena, voy siguiendo mi camino
voy en busca de una mujer
tan liada como yo.

Mi cabeza se llena de preguntas
la fiebre se me dispara
voy en busca de respuestas
pero no sé a quién preguntar
Pero sigo en marcha cavilando
mis pobres pies no se detienen
estoy viendo mi reflejo
colgando, colgante, colgado.


Corrina, Corrina

Corrina, corrina
chiquilla ¿dónde has estado todo este tiempo?
estoy preocupado por tí
por favor, vuelve a casa.
Tengo un pájaro que silba
un pájaro que canta,
pero no tengo a Corrina,
la vida no significa nada
Corrina, corrina
chiquilla, estás siempre en mi cabeza
estoy pensando en tí
y no dejo de llorar.


Escucha aquí Mixed up confusion,
 publicado como cara A del sencillo.


Y aquí Corrina, Corrina
en la versión publicada en el cara B del siete pulgadas.

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Diamond and Rust, de Joan Baez para Bob Dylan, Clearwater, abril 1976



En 1975 Joan Baez sacaba al mercado un nuevo elepé con el título Diamond and Rust, cuyo sencillo promocional del mismo nombre llegaría a las tiendas en el mes de julio. Lejos de su actividad reivindicativa, la cantante protesta y reina del folk en los años sesenta sorprendía a su público con una canción que desprendía cierto despecho por una antigua relación amorosa. Todo gira en torno a una llamada de teléfono de un ex novio y el recuerdo que sus palabras provoca, para que ella decida componer unos versos donde da a entender lo bueno y lo malo que trae una relación. Diamond and Rust tenía un destinatario que suscitó los rumores, hasta que quedó meridiano que se trataba de su antiguo novio Bob Dylan, el romance duró de 1963 a 1965, año este último en el que el juglar contrajo matrimonio con Sara Lowds. Dylan reclutaría a Baez en otoño de 1975 para la gira de la Rolling Thunder Revue (quizá aquella llamada de teléfono tuviese esta primera intención), que comenzó el 30 de octubre en la ciudad de Plymouth. Baez se sumaría a la segunda parte de esta gira durante 1976, del concierto en Clearwater en abril de ese año extraemos el vídeo que ilustra esta entrada al blog, donde Joan Baez despliega sus armas de guitarrista y melódica voz para dar vida a una hermosa canción que narra una historia que pudo ser y que el destino quebró.

Diamantes y herrumbre

Que me aspen,
viene tu fantasma otra vez.
Pero no es algo inusual,
es porque hay luna llena.
Y tú me llamaste.
Y aquí estoy sentada,
cogida al teléfono,
escuchando una voz caer en picado.
Una voz que conocí
hace un par de años luz.

Recuerdo que tus ojos
eran más azules que los huevos
que pone un petirrojo.
Y me dijiste que mi poesía era pésima.
¿Desde donde me estás llamando?
Una cabina telefónica, en el Medio Oeste.
Hace diez años ya,
te compré unos botones para tu camisa.
Tu me trajiste algo.
Los dos sabíamos que los recuerdos nos podrían traer
tanto diamantes como herrumbre.

Cuando irrumpiste en la escena,
ya eras una leyenda.
Un fenómeno sin limpiar,
el vagabundo original.
Te desviaste hacia mis brazos,
y allí permaneciste.
Temporalmente perdido en altamar.
La Madonna era tu libertad.
Sí, la chica de tu otra mitad.
Te mantendría a salvo.

Ahora te veo ahí,
con las hojas marchitas cayendo a tu alrededor,
y con nieve sobre tu pelo.
Estás sonriendo en la ventana,
fuera de este horrible hotel,
en Washington Square.
Nuestro aliento forma una nube blanca,
mezclándose y flotando en el aire.
Sinceramente, para mí,
los dos podríamos haber muerto hace tiempo.

Ahora me estás diciendo
que no eres un nostálgico.
Dame entonces alguna palabra para justificarlo,
tú, que tienes tanta labia para eso.
Y haciendo que todo parezca banal,
ya que necesito algo de esa banalidad ahora.
Todo esto ha regresado demasiado claramente.
Sí, te quería con todo mi corazón,
y si me estás ofreciendo diamantes y herrumbre,
ya he pagado mi parte.

Crónica del concierto de Joan Baez en Madrid, 12 de marzo de 2010., podrás escuchar la canción We shall overcome interpretada en esa actuación.

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Dirge, el poema hecho acordes, 1973


Me odio por amarte y por la debilidad que así mostraba, sólo eras un rostro pintado viajando por la senda del suicidio. Así comienza Dirge, uno de los temas más personales y desconocidos de Bob Dylan, perteneciente al álbum Planet Waves (1974) del que no tenemos registro de una versión en directo ni otra que la que grabó, en una sola toma, el 14 de noviembre de 1973 en el Village Recorder en Santa Mónica (California) para el sello Ayslum tras su ruptura con la CBS. La canción es un lamento constante a un amor que se va marchitando, quizá aluda a su relación con Sara (si bien en algunos registros documentales se habla de Dirge for Martha, sin especificar más detalles), el matrimonio se hundía irremediablemente, o quizá hable de sí mismo, de su sinceridad vulnerada, abocado al infortunio pero con el corazón aún doliente por el amor que se resiste a morir, que palpita en sus entrañas: He pagado el precio de la soledad, pero al menos no tengo deudas, donde reside su ironía dylanesca, mientras al compás del piano va narrando, versos a verso, esta elegía envuelta por los arpegios de la guitarra de Robbie Robertson en un ambiente lúgubre y misterioso. Y sin embargo, el fraseo de Dylan es insuperable, desgarrados, tiñendo de sangre cada palabra: He oído tus cantos de libertad sobre el hombre despojado, que intepreta su locura mientras le azotan la espalda, cada giro que revela un daño, quizá exagere, quizát todo sea una defensa: Me odio por amarta, pero ya lo superaré. La canción apenas ha sido versionada por otros cantantes, sólo tengo registro sonoro de Wilma Bakker, que interpretó aceptablemente ese tema en noviembre de 2007 en Amsterdam, traduciendo la letra al holandés.

Elegía

Me odio por amarte y por la debilidad que así mostraba
Sólo eras un rostro pintado viajando por la senda del suicidio
El escenario estaba puesto, las luces se apagaron en el viejo hotel
Me odio por amarte y me alegra que haya caído el telón.

Odio esa estúpida farsa y la necesidad que revelaba
Y la piedad que me mostraste, ¿Quién lo hubiera adivinado?
Anduve por el bajo Broadway y sentí dentro de mí
El hueco donde sollozan los mártires y los ángeles juegan con el pecado.

He oído tus cantos de libertad sobre el hombre despojado
Que interpreta su locura mientras le azotan la espalda
Como un esclavo en órbita, lo golpean hasta la mansedumbre
Todo por un instante de gloria, una putrefacta vergüenza.

Algunos adoran la sociedad, yo no soy uno de ellos
En este tiempo de plástico busco una piedra preciosa
La bola de cristal no muestra nada en el muro
He pagado el precio de la soledad, pero al menos no tengo deudas.

No recuerdo nada útil que hayas hecho por mí
Salvo una palmada en la espalda cuando estaba de rodillas
Nos mirábamos a los ojos hasta que un aflojaba
No hace falta disculparse, ¿de qué serviría?

Así que canta al progreso y a la máquina del apocalipsis
La verdad desnuda es aún tabú cuando está a la vista
La diosa fortuna, que brilla sobre mí, te dirá por dónde ando,
Me odio por amarte, pero ya lo superaré.




Pincha el vinilo para escuchar Dirge
 directamente del Planet Wave.

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Restless Farewell, Los Ángeles 19-11-1995, en el ochenta cumpleaños de Frank Sinatra



Restless Farewell, la inquieta despedida, treinta y un año después de aquella noche de mayo de 1964 en el londinense Royal Festival Hall, adaptada por Dylan del cancionero tradicional irlandés, donde la interpretó por última vez, y a la vuelta de la esquina, en 1995, le rinde con ella tributo a su amigo Frank Sinatra, que cumple ochenta años y ha reunido a lo más nutrido de su elenco de amistades en el Shrine Auditorium de los Ángeles. Dylan llega arropado de su banda de aquel año, con la que interrumpe, por un día, la gira que le lleva por las carreteras de Texas, Arizona y Nevada, allí están Bucky Baxter y John Jackson (guitarras); Tony Garnier (bajo), y Winston Watson, en la batería. Para esta ocasión, Dylan cuenta además con el acompañamiento de un cuarteto de cuerda. El juglar de Minesota interpreta una versión deliciosa de esta balada, un bello poema adaptado a la melodía irlandesa The Parting Glass, que podría traducirse como “la copa de despedida”, y que de las múltiples versiones que se han realizado a lo largo de los años, intuyo que Dylan la aprendió, o se sirvió principalmente, de la línea musical de The Clancy Brothers.

Restless Farewell fue el tema con el que Dylan cerró el tercer álbum de su carrera musical, The times they are a-changing (1964), y pese a la trascendencia que este trabajo alcanzó en la sociedad norteamericana por su defensa de los derechos civiles, así como por los bellos poemas hechos acordes, la canción en cuestión es una gran desconocida para el público, a lo que ha contribuido que Dylan la haya silenciado durante años sobre los escenarios. A excepción del Royal Festival Hall en 1964, ese año pudo ser escuchada también a través de una emisión de la CBC TV Studios canadiense, donde Dylan grabó además de Restless, otros cinco temas pertenecientes a este álbum, y al anterior, The Freewhelin’.

Inquieta despedida


Todo el dinero que he gastado en la vida
Me llegara limpio o sucio
Se escurrió alegremente entre las manos de mis amigos
Para amarrar el instante con más fuerza
Pero se agotaron las botellas
Cayeron una a una
Y la mesa está repleta
Y el letrero del rincón
Dice que es la hora del cierre
Así que diré adiós y seguiré mi camino

Cuando toqué a las chicas
No quise lastimarlas
Cuando sufrieron por mí
Yo no lo hice aposta
Pero para seguir siendo amigos
Y reparar mis faltas
Necesitas tiempo y quedarte atrás
Y como ahora mis pies son veloces
Y se alejan del pasado
Diré adiós y seguiré adelante

Cuando me enfrenté a mis enemigos
La causa estaba allí antes del encuentro
Cuando luché por una causa
Luché a muerte sin pesar o vergüenza
Pero la oscuridad muere
Cuando baja el telón y los ojos de alguien
Deben encarar el amanecer
Y si yo veo el día
Tendré que quedarme
Así que diré adiós por la noche y me iré.

Cuando un pensamiento se anudó en mi mente
Habría enloquecido si no lo hubiera soltado
Pero no me desnudo ante ojos ignorantes
Mis historias las canto para mí y mis amigos
Pero no hay mucho tiempo, aunque del tiempo dependes
Y no hay palabra que un amigo posea
Y aunque la cuerda se rompa
No es todavía el final
Basta decir adiós hasta encontrarse de nuevo.

Un falso reloj trata de marcarme el tiempo
Para humillarme, distraerme, enorjarme
Y la mugre chismosa escupe en mi cara
Y me cubre el polvo de sus rumores
Pero si la flecha va recta
Y la punta es afilada
Podrá atravesar el polvo más denso
Así que resistiré
Y seguiré siendo quien soy
Y diré adiós y me importará un cuerno.

Escucha aquí la versión de Restless Farewell interpretada en 1995 durante la fiesta del ochenta cumpleaños de Frank Sinatra en Los Ángeles.


Pie de foto: Bruce Springteen, Frank Sinatra y Bob Dylan en Los Ángeles, 1995.

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Muere Suze Rotolo. Nos queda su abierta sonrisa y todo cuanto inspiró artística y sensualmente a Dylan. "Amore, Bob", postal desde Roma, 1963

A la memoria de Suze Rotolo (1943-2011)


Suze Rotolo, la primera novia de Bob Dylan cuando el músico llegó a Nueva York en 1961, murió la semana pasada en su casa neoyorquina en Mahattan, aquejada de un cáncer pulmonar. Aunque su imagen siempre estuvo asociada a Dylan, inmortalizada en la fotografía de Don Hunstein en la nevada calle neoyorquina de Jones Street para la portada del álbum The Freewhelin' (1963), y a su presencia impertérrita en las sesiones de grabación de sus primeros discos, Suze Rotolo brilló en su faceta artística, lo que contribuyó a fortalecer el talento de un Dylan que la amó hasta lo indecible. Cuando Dylan viajó al Reino Unido contratado para algunas actuaciones durante diciembre 1962 y enero de 1963, data una misiva que el músico envió a Suze desde Roma, donde pasó unos días en compañía de su representante, Albert Grossman, y acompañó en algunas actuaciones a Odetta. La postal elegida con la imagen de la Piazza Navona (los sabemos por la referencia al reverso) está escrita de su puño y letra con un bolígrafo de tinta azul, describe el estado de ánimo por el que atraviesa aquellos días, los desplazamientos que tiene previsto realizar por Italia y algunas anécdotas ("aquí todo el mundo es Sofía Loren"), despidiéndoe con un "Amore, Bob". El músico envió la postal a la dirección del apartamento que ambos compartían en el 161, West 4th Street, en Nueva York.

This is also where I stay sometime - it snowed last week and my guards as you can see got all covered with snow - bolla regatza everywhere - If I don't open my mouth in this town, everyone thinks I'm Italian (unbelieveable but true I swear). Going to Toreno [sic] tomorrow bella rapatza all over - around the street, swimming in the air - unbelieveable (oh, you're so Italian). Funny, I always thought Italians were Mama Rosas and Anna Mananis [sic] - but they're all Sophia Lorens - I'm learning a song called "Se Dio Vorra". Gotta go, gotta meeting with the Pope about all the colored people coming over here, Amore, Bob.

La última referencia que me llegó de Suze Rotolo después del documental No direction Home, donde concedió una entrervista a su director, Martin Scorsesse,  fue la publicación de su libro A Freewheelin' Time: A Memoir of Greenwich Village in the 60's, que aún no ha sido traducido al español, y en donde Rotolo aseguraba no haberse quedado entonces engachada del ídolo musical, todo gracias a sus ideales progresistas: "No fui una cuerda más de su guitarra". Hija de una familia de procedencia italiana con ideales comunistas, su apoyo al movimiento de los derechos civiles y su trabajo para el Congreso por la Igualdad Racial tuvieron una gran influencia sobre las canciones de Dylan. Según publicó la semana pasada el diario The New York Times,, Suze y Bob se conocieron durante un concierto que ofrecía el cantautor en la iglesia neoyorquina de Riverside en 1961 (The Riverside Church), cuando Rotolo apenas tenía 17 años y Dylan tres más que ella. En sus memorias, Chronicles, el músico dice de ella: "Desde el primer momento en que la ví no pude quitarle los ojos de encima, ella era la cosa más erótica que jamás había visto. Era muy hermosa, con la piel y cabello dorados y de sangre italiana. Empezamos a hablar y mi cabeza comenzó a girar".

Suze, la voz del Village, por siempre joven.

Suze y  Bob: Tomorrow is a long time.

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Este es un blog de información y divulgación de la música, la literatura y otras expresiones artísticas de Bob Dylan. Fue creado el 15 de enero de 2009, sin ánimo de lucro, con el fin de que la obra de este artista estadounidense sea conocida por las nuevas generaciones.

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