Shelton y Dylan, The New York Times. 29-9-1961


El 26 de septiembre de 1961 un joven barbilampiño, tocado con una gorra a lo Huckberry Finn, una guitarra acústica de bandolera y derrochador de ilusiones y modales chaplinescos encima de los escenarios de bares y clubes del Greenwich Village neoyorquino, actuaba como telonero de los Greenbriar Boysen en el Gerde’s Folk City, que se había hecho popular como lugar donde se celebraban hootenannies (actuaciones improvisadas gratuitas) los lunes por la noche. Bob Dylan había firmado un contrato por dos semanas, tocaba algunas canciones del corpus folk norteamericano e improvisaba algunas composiciones propias, entonces sólo contaba con Talkin’ New York y Song to Woody, calentando así a los parroquianos para la actuación del grupo. Aquel día, sentado entre el público, se hallaba el periodista Robert Shelton, conocido en el mundo folk por sus crónicas musicales en The New York Times y descubridor de nuevos talentos. Shelton escribió tres días después una entusiasta crítica sobre la actuación del joven Dylan, que tituló Un destacado estilista de la canción folk. El músico, cuentan algunos biógrafos como Howard Sounes o el dylanólogo Paul Williams, llevaba consigo la crónica y la enseñaba a amigos y conocidos. El destino estaba al borde del cambio. Unas semanas después, Dylan grabaría su primer álbum oficial en la Columbia bajo la producción del cazatalentos y directivo de la compañía John Hammond.

Traducción (realizada por el periodista Diego A. Manrique) del mítico artículo de Shelton en el New York Times.


Bob Dylan: Un distintivo estilista de la canción folklórica


Una brillante y nueva cara de la música folklórica está actuando en el Gerde´s Folk City. Aunque sólo tiene veinte años, Bob Dylan es uno de los estilistas más distintivos que hayan aparecido durante muchos años en los cabarets de Maniatan.
Su presencia es una mezcla entre cantante de coro juvenil y beatnik; Mr. Dylan tiene una cara de querubín y unas greñas alborotadas que cubre parcialmente con una gorra de pana negra a lo Huck Finn. Sus ropas tal vez necesiten la mano de un sastre, pero cuando se pone a trabajar en su guitarra, armónica o piano y compone nuevas canciones con tal rapidez que apenas puede recordar, no hay duda de que rebosa talento.
La voz de Mr. Dylan es cualquier cosa menos bonita. El trata conscientemente de capturar la ruda belleza de la voz de un obrero del campo en los estados del Sur que estuviera cantando en su porche. Toda esa crudeza y naturalidad permanecen en sus notas y sus canciones están impregnadas de una impresionante intensidad.
Mr. Dylan es a la vez un actor cómico y un actor trágico. Como los actores de vodevil en el circuito rural, él incluye una serie de variados monólogos chuscos: en  Talking Bear Mountain ridiculiza los apiñamientos en un barco de excursiones, en Talkin´ New York satiriza las dificultades que tuvo para superar que se le conociera, y en Talking Havah Nagilah se burla de la música folk y de sí mismo.
En su vena seria, Mr. Dylan parece que está actuando en una película que pasa a cámara lenta. Sus frases son elásticas y las estira hasta que crees que van a romperse. Su cabeza y su cuerpo se balancean, cierra sus ojos como si estuviera soñando y parece que estuviera buscando a tientas unas palabra o un estado de ánimo: finalmente, resuelve la tensión benevolentemente al encontrar la palabra y el estado de ánimo.
La muy personal forma de interpretar las canciones folklóricas que posee Mr. Dylan está aún en evolución. El ha estado empapándose de influencias como una esponja. A veces, el drama que busca resulta ser melodrama trasnochado y su estilización amenaza convertirse en excesos de amaneramiento.
Aunque no sea para todos los gustos, la música que hace tiene la impronta de la originalidad y la inspiración, mucho más notable por su juventud. Mr. Dylan no es muy preciso sobre su lugar de nacimiento y sus antecedentes, pero tienen menos importancia los sitios donde ha estado que los sitios hacia donde va, y eso parece que es directamente hacia lo alto.

Robert SHELTON

(Del “New York Times” del viernes 23 de septiembre de 1961.)

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Idiot Wind. Fort Collins. 23-5-1976

Un tema monumental de Bob Dylan compuesto para el álbum Blood on the tracks (1974) y que interpretó de manera magistral en el concierto ofrecido el 23 de mayo de 1976 en el Hughes Stadium de Fort Collins, Colorado, durante la segunda etapa de la Rolling Thunder Revue y que la NBC Network filmó parcialmente para la TV con el título de Hard Rain, proyecto que además mereció la edición de un álbum oficial con el mismo nombre y que constituyó el segundo en directo de su carrera musical. He elegido esta versión por la magnífica conjunción musical de la banda, compuesta por músicos tan intereantes como Scarlet Rivera, Steven Soles, Mick Ronson, Bobby Neuwirth, Roger McGuinn, David Mansfiel, Rob Storner, entre otros, y un Bob Dylan inspirado, manejando a sus anchas una slide-guitar (aunque ser la primera guitarra en este concierto no fue lo más acertado) y con ganas de interpretar en unos de sus mejores momentos creativos como músico. No es, sin embargo, Idiot wind una canción con la que Dylan se haya prodigado a lo largo de su carrera. La interpretó en casi todos los conciertos de ese año de 1976, también se trataba de un tema fresco tras su grabación y que era bien recibido por el público. Después de ese año, el tema fue olvidado en un cajón y Dylan se adentró en otros derroteros. Aún así, siempre ha habido momentos en los que el juglar ha incorporado Idiot Wind a su cancionero en directo, como el grabado en el concierto en el Historia Orphew Theatre de Minnesota el 30 de agosto de 1992, una versión por cierto distanciada de cabo a rabo de la increíble por su fuerza escénica e interpretativa de la Rolling Thunder, pero bien acogida por el público de manera testimonial, al que Dylan concede un solo de armónica de algo más de un minuto al final de la canción que merece la pena reseñar. Hasta hoy sólo he escuchado un cover de este tema y es el interpretado por el cantante gironés Gerard Quintana, en dúo con Jordi Batiste (perteneciente al álbum Els Miralls), en una versión acústica (guitarra y violín) con la que captan el alma de esta canción, rotunda en la música y sin miramientos en la lírica.


...Para mí no existes, ni siquiera toco los libros que has leído
cuando me deslizo frente a tu puerta me gustaría ser otro
en la carretera, en las vías, de camino hacia el éxtasis
te seguí bajo las estrellas, asediado por tu recuerdo
y tu gloria imponente.

Me han traicionado por última vez y ahora soy libre al fin
me despedí de la bestia ululante en la linde que nos separaba
nunca sabrás cuánto he sufrido ni el dolor que he superado
ni yo lo sabré de tí, de tu santidad o de tu modo de amar
y no sabes cuánto me apena.

Viento idiota que sopla entre los botones de los abrigos
que sopla entre las cartas que escribimos
viento idiota que sopla sobre el polvo de los estantes
eres una idiota, niña mía,
me maravilla que nos podamos alimentar...

Vídeo de Idiot wind en Fort Collins, 1976

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Un poema y una canción en almoneda

Un poema escrito por Bob Dylan cuando era adolescente y un manuscrito incompleto de la canción With God on our Side, han sido dos de las piezas estelares de la venta en almoneda realizada esta semana por la casa Christie’s, de New York, en la subasta de cultura pop, donde también salieron a la venta al mejor postor otros artículos pertenecientes a cantantes y artistas de este género musical.

El poema titulado Little Buddy fue adjudicado por 12.500 dólares. Consta de dos páginas, escrito en tinta azul por el joven Bobby Zimmermann, como así firma su narración, para contar la historia de la muerte del perro de un niño. Dylan lo redactó durante el verano de 1957 mientras acampaba en el Herzl Camp, ubicado en Wiscosin. El texto, una versión revisada de una canción de Hank Snow, fue publicado en su día en el periódico local y estuvo durante cincuenta años en manos de la editora de la publicación del campamento, The Herzl Herald. Según un experto en cultura pop de Christie’s, el poema de Dylan constituía la pieza más rara de la subasta, “siempre buscamos algo fresco para el mercado y el poema lo es”, dijo.

En cuanto al manuscrito de la canción With God on our side, su precio final alcanzó los 25.000 dólares. Incompleto, el escrito incluye correciones a mano hechas por el autor con una mancha de café incluida. La canción fue incorporada al tercer álbum oficial de Dylan, The times they are a changing, y constituyó un himno contra la guerra, en concreto la que enfrentaba entonces a Estados Unidos con Vietnam. La cantante Joan Baez popularizaría esta canción, incluyéndola como parte esencial en sus conciertos de esa década. Una canción con un poder innegable.

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Spanish Harlem Incident. Nueva York, 31-10-1964


Todo apuntaba al leer el título de esta canción que Dylan nos narraría un nuevo episodio de protesta, en esta ocasión procedente del Harlem español (entre las calles 96 y 125 este del Alto Manhattan)l, más conocido como El Barrio y por el alto índice de criminalidad traducido en linchamientos raciales y combates urbanos. Poblado durante las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo por generaciones de puertorriqueños y centroamericanos, señalados como los nuyoricans, el lugar estaba asediado por la droga y la pobreza. Irónicamente, o a lo mejor quiso destacar del barrio algo que no fuese la rutinaria violencia, Bob Dylan nos sorprende con un tema breve (poco más de dos minutos), estructurado por tres estrofas y un ritmo endiabladamente pegadizo para contarnos que el incidente de marras no es sino el encandilamiento que siente por una gitana con la que previamente se ha cruzado por una de sus calles. Se trata de un tema divertido, con sus recovecos intimistas y lindezas poéticas del mejor letrista, suelto e imaginativo. La canción, compuesta en 1964 para el álbum Another side of Bob Dylan, es versionada de manera magistral en el concierto que Dylan ofrece el 31 de octubre de ese año en el Philarmonic Hall, de Nueva York, que durante años circularía en el mercado negro en la cinta pirata All Hallows’ eve & more, hasta que Columbia publica en 2004 el concierto íntegro, dentro de la serie Bootleg (volumen 6). Es una lástima, por otra parte, que Dylan no interpretara en directo esta canción con la frecuencia con la que lo haría con otros temas del álbum Another side…, tales como To Ramona y Ain’t me babe, ambas de mismo corte romántico. De ahí que no tenga constancia de nuevas versiones, aunque sí podemos registrar –aunque no haya cintas que lo confirmen- que durante los ensayos para la gira de finales de verano de 1990, Dylan y su banda probaron con Spanish Harlem Incident, para luego ni acordarse de ella sobre los escenarios de Canadá y Estados Unidos. No obstante, esta estupenda canción ha merecido el interés de grupos como la Yonder Mountain String Band, que la versionó al estilo country en Dallas el 2 de febrero de 2007, y la más reciente, aunque menos acertada que la anterior, ofrecida por Rumpke Mountain Boys el 7 de mayo de 2008 en Cincinati.

Niña gitana, las manos de Harlem
no te sujetan a su calor,
tu fiebre es indomable,
tus pies en llamas queman las calles.
No tengo hogar, ven y llévame
junto al redoble de tus tambores.
Dime, nena, qué ventura
muestran mis palmas inquietas

Niña gitana, me has engullido,
he caído en el abismo
de esos ojos como perlas fulminantes,
de esos dientes que chispean como diamantes.
La noche es negra azabache, ven por favor
y acomoda mi pálido rostro.
Dime, nena, si eres mi salvavidas,
estoy a punto de ahogarme

No sé qué va a ser de mí
desde que te ví en aquel sitio.
Bordeo el acantilado de tu embrujo felin,o
sé que estoy cerca pero no dónde estoy.
Me has liquidado, me has ultimado,
he reir mientras me tambaleo.
He de saberlo, nena, ¿me envolverás?
Así verás si realmente soy real.

Escucha aquí la vesión de Spanish Harlem Incident interpretada en el Town Hall de Nueva York la noche del 31 de octubre de 1964

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Tony Garnier, 20 años en la banda de Dylan

Tony Garnier, durante su actuación en Lisboa en 2008.

Tony Garnier se unió a la banda de Bob Dylan el 10 de junio de 1989. He tenido la suerte de poder verlo las tres veces que he asistido a conciertos del gran Bob, el primero de éstos el 15 de junio de ese año en Madrid. Garnier es un virtuoso del contrabajo (que toca en las canciones acústicas con banda) y su trabajo no pasa desapercibido, tanto en los conciertos como en las sesiones de estudio, imprimiendo a los temas esa impronta jazzística que define los últimos trabajos del juglar de Minnesota. Dylan ha renovado su banda en multitud de ocasiones, pero Garnier ha permanecido a su lado durante todo este tiempo, convirtiéndose en el director musical del grupo, al que le basta un leve movimiento de la mano de Dylan sobre el mástil de la guitarra para saber lo que quiere el maestro. Pues eso, sencillamente magistral.

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Este es un blog de información y divulgación de la música, la literatura y otras expresiones artísticas de Bob Dylan. Fue creado el 15 de enero de 2009, sin ánimo de lucro, con el fin de que la obra de este artista estadounidense sea conocida por las nuevas generaciones.

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