George Jackson. 1971. Dylan denuncia el asesinato del líder negro en San Quintín


El 4 de noviembre de 1971 Bob Dylan entró en el estudio B de la Columbia en Nueva York para producir y grabar una canción que lanzaría una semana después como single en dos versiones: una acústica –que interpretaría con la guitarra y armónica- y en formato big band, para cuya ejecución le acompañaban los músicos Kenneth Butrey (batería), Ben Keith (steel guitar), Leon Russell, bajo, y las voces femeninas de Joshie Amstead y Rosie Hicks. Título: George Jackson. ¿Quién? Un activista del movimiento revolucionario negro asesinado en la cárcel de San Quintín, presumiblemente por guardias de seguridad, quienes les descerrajon un tiro por la espalda, aunque la verdad jamás se supo. Una canción que en su versión acústica se antoja desgarradora. Salta a la vista la motivación de Dylan en este asunto, la letra de la canción es explícita y contundente su interpretación, aunque la crítica se encargó de difundir todo lo contrario, tachando a Dylan de oportunista, entre otras lindezas menos poéticas.

No conozco versión en directo de esta canción, intuyo que Dylan se reservó, fuera cual fuese su motivación, su interpretación sobre el escenario, caso distinto al que le llevó cuatro años después a defender a capa y espada la inocencia de Rubin Carter en la canción Hurricane. George Jackson fue grabada además en un momento de sequía discográfica por parte del cantautor, aunque de gran inspiración, pues de este año datan grabaciones esporádicas tan formidables como Watching the river flow, When I paint my masterpiece, Walflower y las regrabaciones de Only a Hobo, I shall be released, You ain’t going nowhere y Down in the flood, extraídas las tres últimas de las cintas (entonces circulaban en el mercado negro) que en 1975 serían editadas oficialmente como Tbe Basement Tapes.



Jackson, foto de la ficha policial.
A George Jackson le tocó vivir una época complicada como lo fue la incierta y violenta década de los setenta en Estados Unidos, donde ser negro era, además, el agravante para servir como carne de cañón a los más viles instintos. El joven Jackson fue detenido a los dieciocho años por robar setenta dólares en una gasolinera y sentenciado a prisión. La defensa ante el acoso carcelario de presos blancos y guardianes motivó a George Jackson a organizar un contraataque con pandillas de internos negros, grupo al que se denominó Panteras Negras. Las trifulcas en el interior de la cárcel le supusieron a Jackson permanecer entre rejas diez años, en aquel tosco y rudo ambiente, el joven abrazó la revolución. “Quiero un mundo liberado de basura, recismo, intolerancia y estrechez de miras”, escribió, entre otras ideas que le granjearon recelo y temor entre las autoridades. El declive de Jackson comenzó en enero de 1970 cuando un guardia de la cárcel de Soledad State mató a balazos a tres reclusos negros, hecho por el que fue juzgado y declarado inocente por homicidio justificado. Media hora después de esta sentencia se descubrió en la prisión el cadáver de un guardia blanco con numerosos golpes en su cuerpo. Jackson y otros dos reclusos fueron acusados. Durante el juicio, el hermano del líder revolucionario entró armado en la sala y liberó a los encausados, que posteriormente fueron detenidos e ingresaron en la prisión de San Quintín, donde el destino de Jackson estaba cada vez más cerca de cumplirse. El 21 de agosto de 1971 fue asesinado a balazos por la espalda. Las autoridades alegaron que el preso portaba una pistola y que fue alcanzado cuando huía en dirección al muro del patio de la prisión. Jamás se supo la verdad que envolvía a este turbio asunto.

El grupo reggae Steel Pulse, referente de la juventud negra urbana en el Reino Unido, versionó esta canción en su álbum African Holocaust. Hijos de la emigración caribeña, el grupo, liderado por el vocalista y guitarra David Hinds, no dudó en hacer suya la música y letra de George Jackson para incluirla en su repertorio de denuncia de la realidad social de los negros en Gran Bretaña. Una versión agradable de escuchar y bien lograda en su interpretación y acompañamiento, fiel reflejo del espíritu ideológico y musical que Bob Dylan depositó en esta canción.


Escucha aquí la versión Big Band de George Jackson por Bob Dylan.

George Jackson

Al despertar esta mañana,
había lágrimas en mi cama,
mataron a un hombre a quién quería,
le dispararon a la cabeza,
señor, señor, dejaron tieso a George Jackson,
señor, señor, lo tendieron la fosa.
Lo metieron en prisión,
por robar setenta dólares,
cerraron la puerta tras él,
y arrojaron la llave.
Frente a nadie se achantaba,
jamás hincó la rodilla,
las autoridades lo odiaban,
porque era demasiado auténtico.
Los carceleros le insultaban,
mirándolo de arriba abajo,
pero temían su fuerza,
tenían miedo de su amor.
A veces pienso que el mundo,
es un patio de prisión,
unos somos prisioneros
y los demás carceleros.

1 comentarios:

Anónimo,  2 de octubre de 2009, 11:42  

las canciones dnuncias de dylansonlas mejores, y esta es buenísima. yo creo que nadie la conoce, no fue tan famosa como huracan, pero ab´rió las carnes a más de uno.

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